1. Créeme, me acordaría de ti…si pudiera

La nieve cubría todo el paisaje que sus intensos ojos color miel podían divisar. Inexpresiva, sentada en una butaca que la mecía al viento, tenía la sensación de que llevaba siglos mirando por la ventana, pues no recordaba haber hecho nada más.

El crepitar de la leña, el calor que su vieja mascota proporcionaba a su regazo y el aroma a madera que envolvía la sala la recogían bajo un continuo manto de incertidumbre.

Paralizada, observaba como una linda mujer se acercaba hacia ella con una bandeja de contenido humeante en sus manos que con voz cálida le decía:

(mujer): Candela, cariño, ya está listo tu chocolate.

Candela: Gracias -respondía titubeante-. ¿Te conozco? -Candela se sentía serena e inquieta a la par-.

Blanca: Más que nadie en el mundo. Soy Blanca, tu compañera de viaje desde hace dos décadas y la persona que escoge vivir cada día a tu lado como si fuera el primero –le decía a los ojos mientras sujetaba las manos de Candela entre las suyas-.

Candela: -Tras una pequeña pausa, una mirada de familiaridad apareció en sus dulces ojos- Te has vuelto a olvidar mis bollos de canela –le decía a su mujer con voz aniñada-

Una sonrisa contagiosa se hacía eco de la estancia. Acurrucadas, compartían el pasar del tiempo mientras observaban las danzantes llamas de su chimenea.

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