Entre carcajadas contesté: «Ambos me van bien». Se creó una situación un tanto cómica ya que lo siguiente que escuché fue a mi madre preguntando tímidamente entre risas «¿Me estás queriendo decir algo?»
De perdidos al río. Esa es la expresión que me vino a la cabeza justo antes de abrirme en canal en una comida familiar de un domingo cualquiera. Les conté que llevaba unos meses saliendo con la que fue mi primera novia, que tras intentar ser feliz junto al género masculino decidí darle una oportunidad a lo que sabía llevaba años intuyendo.
Comparto con vosotras mi salida del armario porque soy consciente de que no todas lo habéis tenido tan fácil como yo.
Para aquellas que en vuestro aforo interno tembláis ante la posibilidad de mostraros libres o de decirlo en voz alta, os animo a que lo hagáis. Ya veis, el resultado de esa confesión también puede ser algo que celebrar en familia o entre amigos.
Si de verdad debe ser, seguro será.
¡Hola! Gracias por la receta. ¡La comida fue increíble!